[pullquote align=»left|center|right» textalign=»left|center|right» width=»30%»]La memoria se pasea por la «peatonal» (II)[/pullquote]
En medio de insultos y de convulsión, los iguales celebraremos, «…aquel día en que la peatonal histórica fue reabierta al tránsito vehicular, un 7 de enero de 2013, en el marco del cambio de sentido de las calles del micro centro luqueño», el día en que todos fuimos iguales, el día en que «vencimos la lucha de clases». Igual como rememoramos el día de la Independencia Nacional, al pie de la casona más antigua de Luque (foto) que data de comienzos del 1800, cuando los «lacayos» dejaron de acompañar a sus amos, caminando junto al caballo.
«…de las rebeldías contenidas»
La memoria está activada en Luque. Desde el inicio de siglo asoman trozos de historias no contadas. Se agiganta la opinión de que la elite política de la transición pasó de puntillas por la guerra y la dictadura: dejar «todo en silencio cerrado, bien cerrado», así como los «caudillos de la dictadura» antes de su hora, quisieron dejar «todo atado, bien atado».
Hacer memoria inquieta a los que vencen con descargas brutales, sin límites, pero además aflige a sus herederos — políticos o sociológicos— e intranquiliza a quienes ahora, con poder, prefieren, si no el silencio, hablar bajo, poco y de vez en cuando.
Es así como un grupo de vecinos de la «Peatonal Histórica» de Luque se reunieron con el intendente Dr. César Meza Bría (PLRA) y los miembros del Instituto de Planificación Urbana de Luque (IPUL) para explicar el alcance del proyecto de «Revitalización del Centro Histórico de Luque», que incluye la apertura al tránsito vehicular de la calle Mariscal López entre Tte. Herrero Bueno y Rosario, sitio en donde están ubicadas algunas de las casonas coloniales de Luque.
En Luque comienzan a escarbarse fosas del común, donde yacerán identidades de dos clases sociales, los que creen tener derecho a disfrutar su pueblo y su gente, de las calles, a hacerles callar a gritos, a vista y paciencia de los desamparados de ese derecho, y que también tienen ese derecho, que por decoro prefirieron callar. La transición luqueña se caracterizo por estar representada por una imagen rebosante de cordialidad, serenidad, armonía y efectividad, que «muestran cada vez menos, e impide cada vez más, comprender los hechos históricos que supuestamente representan».
La memoria viva se pone en movimiento: documenta y conmueve por la televisión, anima tertulias radiales, impregna reportajes, fotografías y comentarios a diario en páginas, testimonia y explica empinándose en el escenario del panel o conferencista, los días de la cruel dictadura.
La memoria se despliega en el espacio cultural exponiéndose con todos los medios, tradicionales y modernos. La transición en Luque, la idílica, es escrutada, y se dan las bases y se escudan en este sentimiento patriótico que es de todos los Paraguayos, para usurpar mediante insultos y temor a quienes la defienden, la autoridad pareciera estar ajena a todo esto, en una cuadra tan histórica como el grito; “…ni opresores ni siervos alientan, donde reina unión e igualdad”.
El relato de las exposiciones de los historiadores luqueños, Lic. Pedro Hugo Flor, Martín Ocampos, Cristina Melot, anuncian de entrada, un relato de los ciudadanos que protagonizaron la transición y no el de las elites políticas que la monopolizaron; los que vieron morir la dictadura en esa misma calle, hoy están convencidos que la calle es una propiedad privada, es la extensión de sus viviendas.
Luego de un largo debate que se extendió hasta la media noche del sábado 16 de febrero, en donde el Intendente prometió, e hizo, volver a cerrar la Cuadra Histórica, y organizar una comisión interinstitucional que tendrá como integrantes a frentistas para realizar las intervenciones y revitalizar la zona. La Cuadra Histórica ya no es de todos, es de los hijos de la dictadura, y esos resabios de autoritarismo, que han sido rechazados por el pueblo Paraguayo.
Pero por otro lado los frentistas de otras calles, Pantaleón García, Fulgencio Yegros, y una veintena de lugares históricos, con los mismos argumentos pedirán al intendente cerrar otras calles, al mismo tiempo de recordarles a las autoridades, que esta es una República y que en ella somos todos iguales, con los mismos derechos y deberes.
Y, en un futuro oponerse al paso vehicular, argumentando que las casas coloniales ubicadas en esos sitios, podrían desplomarse por las vibraciones de los coches, solicitando al jefe comunal la prohibición del tránsito, incluso el liviano, carretas y caballos.
En un tiempo como el que vivimos, movidos por ilegalidades que, reprimirlas, erosionaran el caudillismo desencadenando la politización democrática; por ocupaciones de cuanto lugar se nos ocurra; por maestros y escuelas innovadoras que encarnan el molde autoritario; por jóvenes y mujeres que resquebrajaran el cerco de la familia patriarcal, dando aire a la expresión de la sexualidad y la diferencia; por recitales y conciertos convertidos en manifestaciones que llenaran el espacio público, y por movimientos y campañas cívicas a favor de la anarquía, el fin de la igualdad y la diversidad territorial.
En medio de insultos y de convulsión, los iguales celebraremos, «…aquel día en que la Peatonal Histórica fue reabierta al tránsito vehicular, un 7 de enero de 2013, en el marco del cambio de sentido de las calles del micro centro luqueño», el día en que todos fuimos iguales, el día en que «vencimos la lucha de clases». Igual como rememoramos el día de la Independencia Nacional, al pie de la casona más antigua de Luque (foto) que data de comienzos del 1800, cuando los «lacayos» dejaron de acompañar a sus amos, caminando junto al caballo.
Esta situación ha generado una serie de reuniones entre los frentistas, «…dueños de las casas coloniales y sus calles», la sociedad civil se organiza para exigir al Intendente el cierre de las arterias donde están sus casas.
El pueblo en silencio se pregunta ¿Qué sucede en Luque?, y preguntan, ¿El proceso de envalentonamiento social es claro?, afirman y ¿dónde están nuestros pensadores políticos?, ¿por qué no salen?, ¿existen?, cuestionan, ¿Algo huele mal, el régimen se debilita peligrosamente?, dicen, ¿En las condiciones actuales sólo en un Gobierno «de facto» como el que tenemos sobrevivirá, pero en nuestras conciencias no sobrevivirán?, anticipan. Y sentencian ¿Hay que luchar contra todos los desmemoriados, retomar la iniciativa y recuperar la calle?, proponen.
Los ciudadanos no abandonaran la calle hasta desatar todo lo que ataba a la libertad. Después, la elite política y mediática suministra sobredosis de silencio, y triunfalismo, cargando la mochila del país con demasiada injusticia no reconocida.
La memoria histórica, insinúa eso: «…dar consistencia a verdades en hechos no asumidos, restablecer equilibrios que la elite política negó». A esto, el lucro luqueño llama el «fin del espíritu de la transición», esto es, «olvidar la dictadura, rebajar el nivel de tiranía de aquel régimen, relativizando al máximo los efectos devastadores del dictador y sus lacayos que tuvo sobre la sociedad luqueña, como lo describió de su ciudad, en su época, Benito Pérez Galdós en su obra Misericordia.
Febrero 2013.—
Lectura Adicional
MisericordiaLes presentamos a este gran observador con toques geniales, y de intuición que nos permiten reflejar tanto las atmósferas de los ambientes y las situaciones que describe como los retratos de lugares y de personajes, son tan similares a los que vemos, en este ambiente de prepotencia con que se imponen las ideas en Luque, ofendiendo cobardemente al que piensa diferente, algo no conocido aún en nuestro Luque.
«Dos caras, como algunas personas, tiene la parroquia de San Sebastián… mejor será decir la iglesia… dos caras que seguramente son más graciosas que bonitas: con la una mira a los barrios bajos, enfilándolos por la calle de Cañizares; con la otra al señorío mercantil de la Plaza del Ángel.
Habréis notado en ambos rostros una fealdad risueña, del más puro Madrid, en quien el carácter arquitectónico y el moral se aúnan maravillosamente. En la cara del Sur campea, sobre una puerta chabacana, la imagen barroca del santo mártir, retorcida, en actitud más bien danzante que religiosa; en la del Norte, desnuda de ornatos, pobre y vulgar, se alza la torre, de la cual podría creerse que se pone en jarras, soltándole cuatro frescas a la Plaza del Ángel.
Por una y otra banda, las caras o fachadas tienen anchuras, quiere decirse, patios cercados de verjas mohosas, y en ellos tiestos con lindos arbustos, y un mercadillo de flores que recrea la vista. En ninguna parte como aquí advertiréis el encanto, la simpatía, el ángel, dicho sea en andaluz, que despiden de sí, como tenue fragancia, las cosas vulgares, o algunas de las infinitas cosas vulgares que hay en el mundo.
Feo y pedestre como un pliego de aleluyas o como los romances de ciego, el edificio bifronte, con su torre barbiana, el cupulín de la capilla de la Novena, los irregulares techos y cortados muros, con su afeite barato de ocre, sus patios floridos, sus hierros mohosos en la calle y en el alto campanario, ofrece un conjunto gracioso, picante, majo, por decirlo de una vez».
Parafraseando…Es un rinconcito de Luque que debemos conservar cariñosamente, como anticuarios coleccionistas, porque la caricatura monumental también es un arte. Admiremos en este «La Peatonal», heredado de los tiempos viejos, la estampa ridícula y tosca, y guardémosla como un lindo mamarracho.
Con tener honores de puerta principal, la del Sur es la menos favorecida de fieles en días ordinarios, mañana y tarde. Casi todo el señorío entra por la del Norte, que más parece puerta excusada o familiar. Y no necesitaremos hacer estadística de los feligreses que acuden al sagrado culto por una parte y otra, porque tenemos un contador infalible: los pobres.
Mucho más numerosa y formidable que por el Sur es por el Norte la cuadrilla de miseria, que acecha el paso de la caridad, al modo de guardia de alcabaleros que cobra humanamente el portazgo en la frontera de lo divino, o la contribución impuesta a las conciencias impuras que van a donde lavan.
Benito Pérez Galdós
Madrid, Marzo—Abril de 1897.