La Hija de Luque
El ser hijo de Luque, es el signo de una larga y honda nostalgia. Un eco de esa nostalgia se escucha en las palabras de cada Luqueño.
Crecen los años y la distancia, el forastero sigue llegando a Luque, seducido por esta tierra y su gente.
A veces golpeado, se hace hijo de Luque, se quiere ver de pie avanzando, libre del regazo y los influjos. Por eso arranca a perderse del adjetivo remolón, que elogia al aire, que habla de unas virtudes teóricas, que generaliza gansadas, que consiente y se auto consiente.
Esta página pretende ser, la mejor hija de Luque, tratara de quedarse junto a nosotros, y nos contara lo maravilloso que es ser la hija de Luque.
Lo cierto es que, esta página, contara mucho a los buscadores de documentos empolvados, y de hecho con sabor a terruño, pero tampoco resultará propio recopilar el inmediato pasado, si este no es recopilado, del brazo con la historia desde sus comienzos, inspirada en la participación que el destino le dio a Luque, en el forjamiento glorioso de la Republica.
La fidelidad de los datos recogidos, fueron tomados de relatos gráficos, y de todo cuanto hemos visto y oído.
Fieles a esa información, la haremos llegar a usted, junto a un relato que tratara de ser, ameno a sus horas de ocio, lo hará en forma ágil y franca, así será lo mejor de nuestra querida Ciudad Luque.
Y cuando hay algo que vale -¡y hay tanto!-, parece que no se viera. Una extraña afección a la vista nos agiganta minucias, empequeñece grandezas, pone la realidad ante un espejo mal hecho que la retuerce.
Qué aire libre se respira en este sitio. Qué aire sano. Qué joven se lo siente después de conocerles, y que ustedes me conozcan. Y cuánto más vivo junto a ustedes, las vivencias serán historia.
Vivo joven y actual: Léanme, porque siempre tendré algo que contarles. El hijo reprendedor todavía interpela al padre, y quizá, quizá, lo saque de la modorra de los superlativos.
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