El 18 de octubre se cumplieron 122 años del Partido Liberal

[pullquote align=»left|center|right» textalign=»left|center|right» width=»30%»]Los liberales ©[/pullquote]Pero la evolución de los procesos sociales fue desplazando su espacio, primero desde la derecha al centro y luego a la izquierda para pasar a la extrema derecha, debiendo fusionarse con conservadores colorados, hasta llegar a una derrota catastrófica en las elecciones de abril de 2013, después de haber tenido un triunfo arrollador con el voto de los demócratas en las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2008.

La revolución francesa consignó los principios de libertad, igualdad y fraternidad como los contenidos principales de la política moderna. Sobre estos ejes se levantaron el socialismo y el liberalismo, las dos grandes ideas que han capturado la imaginación y los esfuerzos del ser humano desde hace dos siglos.

En Paraguay, nos encontramos con un espacio liberal débil, disperso y poco definido, que se sitúa básicamente en una derecha que lo rechaza, y en un centro y una izquierda que lo desconocen, sin que exista tampoco una práctica que demuestre la adhesión a esos valores y sirva de ejemplo para aquellos que quisieran hacerse parte de una doctrina y un movimiento que, sin duda, contribuiría a aumentar la calidad de la democracia en nuestro país.

En los albores de la República, los liberales surgieron como respuesta al autoritarismo del régimen monárquico de España, implantado por los conquistadores, al conservadurismo de la cultura tradicional y al clericalismo eclesiástico, los pensadores liberales fueron los forjadores de nuestra Independencia.

Ante las tragedias vividas por causas de la Guerra de la Triple Alianza surge entre el 22 de junio y el 24 de julio de 1887 el Centro Democrático «…con el objeto de propulsar por todos los medios los derechos que le asisten a los hombres, defender lo que nuestras leyes nos acuerdan y luchar en la medida de nuestras fuerzas por el triunfo de todas las causas justas del pueblo.»

El Centro da un aporte trascendental a ensanchar la cultura y el respeto a las libertades ciudadanas, logrando impulsar un proceso de reformas a más de frenar la malversación de las ventas de tierras y bienes públicos por el gobierno del Gral. Bernardino Caballero en 1870, promoviendo los derechos consagrados en la Constitución de 1870, que pudo avanzar significativamente en la democratización de Paraguay.

Ya en el siglo XX, surgieron otros líderes que no lograron la talla de don Eusebio Ayala (1875-1942), con su liderazgo condujo al reemplazo del antiguo sistema oligárquico, por uno nuevo que se sustentaba en la hegemonía de la clase media, similar a lo que hoy se busca. De esta manera, el liberalismo fue un agente del cambio en nuestro país, aunque desde distintas plataformas y puntos de vista, pues el pluralismo siempre caracterizó a sus filas, integradas más por individuos y personalidades que por militantes obedientes y disciplinados.

Pero la evolución de los procesos sociales fue desplazando su espacio, primero desde la derecha al centro y luego a la izquierda para pasar a la extrema derecha, debiendo fusionarse con conservadores colorados, hasta llegar a una derrota catastrófica en las elecciones de abril de 2013, después de haber tenido un triunfo arrollador con el voto de los demócratas en las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2008.

De allí hacia delante la historia tiene tono de tragedia. La reforma agraria rompe el consenso que se había construido en torno al modelo de país que el pueblo quiere, esto no pasa por el rechazo de la izquierda por parte de la ciudadanía, pasa por los fundamentos primarios del Centro Democrático (*), que como alma en pena revolotea sobre la conciencia de los verdaderos liberales.

Frenar la malversación de las ventas de tierras y bienes del estado por el gobierno de turno, pago de un impuestos justo por parte de los feudos, y la incorporación progresiva de nuevos sectores nacionales en el juego agrario, obligando a los viejos troncos liberales y conservadores colorados que habían fundado la república a unirse a grupos de quienes eran críticos acérrimos de la democracia social demócrata.

Así las cosas, los Liberales tienen que refundar un nuevo partido Liberal, la fuerza de contención y reacción contra las medidas tomadas hasta ahora son rechazadas por la mayoría de los liberales y claman por rehacer las líneas de opinión que permanentemente buscan algún medio que les ayudara a mantener los ideales del Centro Democrático que irremediablemente se les va de las manos.

El clima de polarización que vive Paraguay favorece a aquellos que piensan que sólo con un golpe parlamentario era posible para variar el curso de los acontecimientos y aplicar un esquema por completo favorable a sus intereses.

De esta manera, se adjudicaron las candidaturas a parlamentarios, la dictadura de Efraín Alegre fue el instrumento preciso para establecer el orden mesocrático, jibarizar al Estado y liberalizar la economía sobre la base del neoliberalismo, programa que desde la derecha, no podía llevar a la práctica y necesariamente tenía que ganar alguna elección.

Cuando Paraguay reconquistó la democracia, (2008) la derecha escondida en el liberalismo criollo, terminó por imponer su vertiente conservadora tras el golpe parlamentario, postergando a los liberales a escribir en los márgenes de la línea política del sector, situación que los empuja a identificarse más con el neoliberalismo, cuestión que, a lo menos, les permitió coincidir en algo con una parte del coloradismo.

En el intertanto, la caída de los bloques comunistas años atrás en Europa, la globalización y la crisis del socialismo consignaron al libre mercado y a los principios democráticos de gobierno como las pautas de legitimidad para cualquier experiencia política criolla en el mundo.

Estos acontecimientos provocaron un terremoto en la izquierda, siendo asumido de distintas maneras, ya que mientras algunos se sumaron rápidamente al liberalismo, otros comenzaron una búsqueda de convergencias alrededor de la corriente socialdemócrata, intentando alcanzar una nueva síntesis entre libertad e igualdad.

El camino más corto a la orilla opuesta fue de inmediato transitado por dos tipos de personas: los que se sintieron engañados por el sistema marxista (fracasado en el mundo entero) y aquellos a los que les interesaba más el poder que cualquier otra cosa, cambiando de bando porque el viento soplaba en otra dirección. La realidad es siempre compleja, claro está, por lo que entre estas posiciones polares podemos encontrar una infinidad de matices.

Este giro global hacia posturas que antes se identificaban con la derecha produjo en el liberalismo, las infaltables modas intelectuales que impulsaron a miles de ansiosos ideólogos de macetero a transformarse en cruzados del credo universal recién anunciado y a los antiguos ortodoxos a cambiar de ortodoxia, reemplazando a los caídos por Wall Street.

De esta forma, el centro y la izquierda se poblaron de liberales recién nacidos que abandonaron las barricadas, se cambiaron de ropa y se trasladaron a oficinas con muebles de diseño italiano. ¿Y todo para qué?

Contestar esta pregunta nos da la pauta para indagar en la triste realidad del liberalismo Paraguayo no de comienzos del siglo XXI. Para la derecha son los parientes indeseados, esos que uno se esconde cuando vienen de visita a nuestra casa, aislados en una que otra universidad, o escondidos en algún buen centro de estudios que financia un mecenas dispuesto a pregonar el liberalismo, pero con “orden moral”, o sea, neoliberalistas de la más rancia estirpe.

Ese liberalismo fue la que acompaño el golpe parlamentario del 2012, que sin sangre en la cara traiciono al liberal de barrio, y se hizo de los bienes del Estado, dejando las arcas públicas vacías. La solución que se avizora, según los propios liberales de base es; “…expulsar del partido a los liberales que se beneficiaron con el golpe, así la gran mayoría liberal podrá volver a sus raíces” (**).

Por su parte, en el resto del arco político se dedican a hacer cuanto lobby o asesoría sea posible, ya que, como decía Martín Lutero: “si vas a pecar, peca fortiter”, (traducción libre: si vas a ser capitalista, dedícate a juntar plata) y eso fue lo que hicieron, se unieron al Partido Colorado, a aprobar la Ley de la Alianza Publica Privada, en contra de lo que ordenara el Comité Central del Partido Liberal. Hoy son escrachados en la vía pública.

Entonces, uno pensaría que si tanta gente se declara convencida de las ideas liberales, Paraguay debiera ser un bastión de las libertades. ¡Incorrecto!, en este caso, cada vez que un grupo de neoliberales se junta, primero es para conspirar; segundo son pocos; tercero es en un lugar fastuoso y alejado de la gente; y tercero, las conclusiones del encuentro tienen que ver básicamente con las privatizaciones pendientes. Ese pedazo de pueblo liberal, no se siente representado por estos liberales.

En una sociedad como la nuestra pensar en la libertad es una obligación y practicarla es un imperativo ético. Necesitamos liberales dispuestos a luchar por sus ideales, a movilizar las conciencias para ampliar los derechos ciudadanos y fomentar la reflexión crítica. Lamentablemente, apenas si podemos mencionar a uno o dos de nuestros compatriotas que hacen algo parecido.

Debemos confesarles que pensábamos terminar este artículo explicando el significado de la © que acompaña a la volanta, pero estimamos más conveniente dejarlo a la imaginación del lector, pues estamos seguros que en su mente de lector ronda la palabra más adecuada para calificar a los liberales traidores a los ideales liberales, y que las bases políticas liberales buscan expulsar del partido.

Noviembre 2013.-

 

 

Lectura Adicional

(*)(**) LA FUNDACIÓN DEL CENTRO DEMOCRATICO

Compilación de citas y textos de los libros «Los Partidos Políticos en el Paraguay» Serie de Investigaciones CIDSEP Universidad Católica, «Ensayos sobre el Liberalismo» de Justo Pastor Benítez, «Fundación del Partido Liberal. Un jalón de la democracia paraguaya» publicados en El Enano en sus ediciones del 24 de junio de 1965 y «La lucha por la Tierra en el Paraguay» de Carlos Pastore; elaborado por Luis A. Fretes Carreras Director de la Secretaría de Capacitación y Cultura del Directorio del Partido Liberal Radical Auténtico.

Los Gobiernos surgidos después de la terminación de la Guerra de Triple Alianza (1864-1870) estaban regidos por la Constitución democrática, que establecía la división de poderes y garantizaba el estado de derecho mediante el reconocimiento de los derechos civiles, y políticos de los ciudadanos. Sin embargo los gobernantes carecían de control, ejecutando acciones de grandes abusos debido a la falta de una organización política capaz de enfrentarlos.

Fruto del ejercicio del poder, hegemonizado desde 1874 por el Gral. Bernardino Caballero, se procedió a enajenar todas las tierras que carecían de título de propiedad, hecho que generó la expulsión de miles de familias campesinas de las tierras que labraban desde tiempos inmemoriales y que lógicamente carecían de documento alguno. Posteriormente procedió también a la venta del Ferrocarril bajo acusación de vinculaciones de altos funcionarios de estado.

La venta de las tierras de yerbales públicos (la principal fuente de riqueza del estado), del ferrocarril y otros bienes públicos por el gobierno ocasionó el surgimiento de un pequeño grupo de propietarios vinculados al capitalismo extranjero que gravitaron en la conducción política de estado.

Dichas enajenaciones significaron para la nación la pérdida del control de las fuentes de producción de riquezas; para las poblaciones campesinas, la pérdida del control de los campos y bosques comunales, para la mayoría de los industriales madereros y hierbateros nacionales, la liquidación de sus empresas como consecuencia de la venta de los bosques y yerbales a la organizaciones extranjeras; para los agricultores y simples ocupantes de tierras del fisco, la pérdida de las tierras donde se encontraban sus chacras y hogares y; para numerosos ganaderos propietarios de tierras la pérdida de las mismas porque no habían podido obtener los documentos que prueben sus derechos.

Estos hechos provocaron la división de las fuerzas políticas; un sector alineado al Gobierno que asociado al capital extranjero se vio beneficiado por la liquidación de los bienes públicos y otro sector desplazado que acompaño al deseo de reivindicación de los campesinos y se organizó en diferentes grupos de oposición.

La violenta intervención del Ejército gubernamental para impedir que sean electos los líderes de la oposición agrupados en el Comité Popular en las jornadas electorales del 12 de junio del año 1887, y el posterior apresamientos de los mismos, exaltó a la opinión pública.

Dichas jornadas facilitaron que los diversos grupos opositores procedan a su organización y para ese efecto entre el 22 de junio de 1887 y el 24 de julio se constituyó el Centro Democrático «…con el objeto de propulsar por todos los medios los derechos que le asisten a los hombres, defender lo que nuestras leyes nos acuerdan y luchar en la medida de nuestras fuerzas por el triunfo de todas las causas justas del pueblo.»

La fundación del Centro Democrático respondió a cinco propósitos básicos:

1.- Promover la defensa de los derechos civiles consagrados en la Constitución de 1870.
2.- Conquistar elecciones limpias.
3.- Lograr la honestidad pública y denunciar la corrupción.
4.- Frenar la malversación de las ventas de tierras y bienes del estado por el gobierno del Gral. Bernardino Caballero.
5.- Solucionar el problema limítrofe del chaco.

El Centro Democrático se constituye en la primera organización como partido político en la historia del Paraguay.

(Es copia del «Manifiesto Liberal Paraguayo 1887»).

 

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