Luqueño preregrina con una cruz al hombro hasta Caacupé

La cruz posee un mensaje grabado que dice: «Gracias padre eterno y a tu hijo Jesús, a María santísima por todo lo que me has dado. Le pido por la paz del mundo y por más seguridad en mi país que haya más trabajo para jóvenes y pan para los que sufren hambre. tu hijo agradecido» Gilberto González.

0002 0001Hace como veinte años, don Gilberto González parte a pie en horas de la mañana días antes rumbo a Caacupé para agradecer a la Virgen con una gran cruz al hombro desde su casa en la zona de Lapachal de nuestra ciudad.

Según el devoto manifestó ser testigo de los milagros de la Virgen de Caacupé y pudo comprobarlo en varias ocasiones. Por eso desde varios años atrás camina desde Luque hasta Caacupé con una cruz al hombro para llegar y participar de la misa central.

La primera cruz la llevó cuando tenía 33 años por una promesa hecha a la Virgen por curarle de una enfermedad del corazón, actualmente es padre de 4 hijos. Su madre, devota mariana, lo encomendó a la virgen por varios problemas de salud que él tenía.

Historia de la Virgen de Caacupé.

La historia de la Virgen de los milagros es sencilla, hermosa. Merece ser narrada a aquellos que nunca la han oído y a quienes ya la han olvidado.

Cuenta la historia que un indio se encontraba en el cerro y de pronto aparece una jovencita de manto resplandeciente, quien dijo ser la siempre Virgen Santa María, Madre del Verdadero Dios, y que -explicó- había llegado a dar amor, compasión y protección «a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos».

A continuación encomendó al indio que ella deseaba la edificación de un templo al pie del cerro, para oír allí, de la
gente, «sus lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y dolores».

Naturalmente, nadie dio crédito a lo que decía el indígena. Después, la Señora esperó de nuevo al indio cuando este volvía penosamente a su casa, desanimado. Informó el indio a la Virgen acerca de la actitud del pueblo, y le pidió que enviara una persona más importante que él.

La historia continuo. El indígena le mostró al pueblo el lugar donde había de erigirse el templo, en cuestión de
semanas se construyó una capilla en la meseta, y en su interior se expuso la imagen de la Virgen.

La imagen se venera hoy día en un edificio moderno, inaugurado hace apenas algunos años, aun no se terminaba de construir cuando en un día cálido y lluvioso, 16 de mayo de 1988, miles de paraguayos se reunían con jubilo junto a Su Santidad Juan Pablo II. Era una visita esperada, se realizaba así el sueño de la feligresía católica de ver al Papa en tierra Guaraní, en tres días Karol Wojtyla nos dejo recuerdos imborrables.

La nueva basílica acaparó la atención del mundo en 1988, fecha en que el papa Juan Pablo II visitó a la Virgen de
Caacupé y se postró a sus píes. No cabe duda que la veneración del Pontífice hizo que se multiplicaran los santuarios y las imágenes de esta advocación en otros puntos del orbe, en especial ahora donde nuestros compatriotas los refugiados económicos que emigran en busca de trabajo a los países vecinos, España y América del Norte, llevan consigo la fe y a la Virgencita de los milagros de Caacupé.

 

Diciembre 2014.


Fotos: Diario ABC Color.

 

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